domingo, 27 de noviembre de 2011

Pero no me ha respondido la pregunta

Historia de una dictadura ideal
Novela en 15 segmentos y 7 capítulos

Dedicada a TVE por sus 55 años y por su gran calidad

Inspirada en el excelente programa matutino de Los Desayunos de TVE


Introducción

El autor de este libro es alguien que estuvo presente durante las tres entrevistas que se detallan a continuación. También es alguien que conoce bien al Presidente de la República, quien le solicitó en febrero de 2012 que analizara al menos cincuenta de las entrevistas que la prestigiosa periodista de la Televisión Pública del Reino de España (TVE) había realizado en los últimos dos años.

Fue entonces, dos o tres días antes, cuando en la Comisión de Comunicación de la Presidencia recibimos la solicitud desde TVE para entrevistar al presidente, apenas dos semanas después del último de los viajes del Presidente a EEUU, Francia, Alemania, España y Rusia, que tuvieron como objetivo fundamental el explicar los objetivos del régimen especial y temporal que estábamos estableciendo.

Apenas una semana después de esa solicitud, el Presidente me pidió un reporte introductorio de lo que estaba encontrando en las entrevistas, y me preguntó de manera explícita, si era pertinente o no otorgar la primera entrevista a TVE. Para ese entonces la BBC ya había quedado descartada, al menos temporalmente, al no haber sido aceptada la visita del Presidente al Reino Unido.

En esta introducción el autor quiere agradecer al equipo de Los Desayunos de TVE, y al resto del equipo de comunicación en la Presidencia de la República de la Nueva España (RNE) todo el apoyo brindado y la revisión crítica de esta obra, cuyos aciertos son compartidos con todos ellos, y cuyos errores son exclusivamente responsabilidad del mismo. Fueron todos los esfuerzos de ambos equipos los que hicieron posibles las tres entrevistas aquí incluidas. Es fundamental resaltar que todo esto ocurrió aún cuando el clima político y social en nuestro país estaba sustancialmente polarizado, y la imagen de la RNE en el exterior había sido puesta en duda, bajo una severa crítica, parcialmente justificada por los momentos especiales que ha pasado la república.

Debemos recordar los habitantes de este país que tanto el periodo previo al régimen especial, como el inicio del mismo, han abarcado algunos de los momentos más difíciles de los casi 150 años que llevamos como nación independiente en Sudamérica.

También expreso mi más sincero agradecimiento a la conductora de las entrevistas, Ana Pastor, por su seriedad y convicción que mostró en todas las entrevistas, donde dejó en claro que lo fundamental era hacer el análisis más crítico e íntegro que la entrevista pudiese permitir. También agradezco a los analistas y periodistas que hicieron favor de aceptar la invitación para la segunda entrevista, aquí en la República de la Nueva España, Germán Yanke, Antón Losada, Anabel Díez, Esther Palomera, Fernando Berlín y Joaquín Estefanía que aceptaron viajar con la directora de Los Desayunos para hacer un programa especial que se presentó en TVE a través de varios días.

Por último, la estructura del libro que está compuesto de siete capítulos, además de esta introducción, es la siguiente: el primer capítulo corresponde a la entrevista formal, el segundo capítulo al ambiente local y global de la primer entrevista, el tercer capítulo corresponde a la segunda entrevista, con el cuarto capítulo conteniendo la descripción del ambiente en el cual ocurrió, así el quinto capítulo es la última entrevista, la tercera, y el capítulo sexto la descripción y el análisis del contexto, para cerrar con el séptimo capítulo que contiene las conclusiones del libro.

Esta obra, por lo tanto, pretende presentar de primera mano una etapa crucial en la historia de nuestro país, particularmente en lo que a su imagen internacional en el mundo de habla hispana y en Europa Occidental se creó. Detrás de esta imagen está, sin duda alguna, la elección de TVE como una organización de medios de comunicación neutral, confiable y que con la capacidad de cuestionar profundamente al régimen especial de la RNE. Con ello nuestra intención en el gobierno de la RNE fue dejar en claro la intención del régimen de buscar la máxima transparencia en todos los ámbitos, a pesar de las restricciones temporales a nuestros compatriotas en el terreno político.

Sin duda alguna fue esa transparencia un pilar clave de todo el periodo de régimen especial y que sirvió también para preparar una nueva etapa democrática en nuestro país. Ahora, el nuevo régimen democrático tiene ante sí la obligación de mantener dicha transparencia para lograr no sólo mayor credibilidad, sino un mejor gobierno, en el que finalmente se refleje la parte más positiva de una democracia.



PRIMER CAPÍTULO



Primera Entrevista

A.P.: Hola, buenos días. Como lo prometimos desde hace varios días, hoy estaremos entrevistando al Presidente de la República de la Nueva España, una de las naciones más cercanas a nuestro país en toda América Latina. Le agradezco de antemano al presidente que nos haya permitido venir a realizar lo que es la primera entrevista que concede a un medio internacional desde el golpe de estado que resultó en un cambio de régimen.

Señor Presidente, usted sabe bien que en España, por la cercanía cultural, por el número de españoles en su país, por el idioma, pero sobre todo por la historia común que hasta en el mismo nombre de la República se refleja, hay un gran interés por saber qué está ocurriendo en su país, qué significa este cambio, y hasta cuándo estará la RNE en este estado de régimen especial o excepcional.

Pero antes de tratar esos temas quisiera saber algo muy curioso: ¿Por qué no pudimos realizar la entrevista hace un par de meses cuando inicialmente contactamos al gobierno que usted preside?

P.R.: La única razón por la que no podíamos conceder entrevistas durante los primeros tres meses de este régimen especial era por la inestabilidad y riesgos en los que nos encontrábamos. Un cambio de un sistema como el que tuvimos es un proceso traumático para muchos, y en todo caso suficientemente grave como para cuidar todos los detalles de la fase inicial del nuevo régimen.

Un cambio como el que hemos tenido aquí es fácil reducirlo, en los medios, al golpe de estado y entenderlo como una simple y tradicional dictadura que oprimirá a la población. Pero, para poder lograr la estabilidad interna, la comprensión y la paciencia, tanto en la atmósfera interna, como en la faceta exterior, necesitábamos de tiempo. No sabíamos si serían necesarios 2, 3, 5 ó 10 meses, pero inicialmente nos comprometimos a  restablecer la transparencia del gobierno en un período no mayor a un año. Es cierto que le podría haber dado una entrevista a cualquier medio de prestigio internacional como la BBC, la NBC, la televisión francesa o ustedes desde el inicio de régimen especial, pero habría sido una entrevista similar a la que se les hace a los diplomáticos. Usted le ha hecho, por ejemplo, entrevistas de este tipo al embajador de EEUU en España: con muchas o casi todas respuestas diplomáticas o con “eso no lo puedo comentar al respecto por esto y por aquello”. Además, claro está, de que aquí no producimos M&Ms de La Casa Dorada.

Así que una entrevista así habría sido muy aburrida, y ninguna parte, ni TVE ni nuestro gobierno habrían sacado provecho alguno de dicha entrevista. Lo llamaría, para ser breve, una pérdida de tiempo. Ahora las cosas han cambiado. Es difícil que usted logre que yo le responda evasivamente o le diga, eso no lo puedo comentar. Ya con el periodo inicial y su proceso terminado, podemos hablar de cualquier tema razonable para una entrevista de este tipo. Creo que podré responder más preguntas de manera directa y concreta que la mayoría de sus invitados españoles, a pesar de que ustedes son una democracia ya madura mientras que nosotros estamos en este estado de excepción.

A.P.: Gracias, Señor Presidente, esperemos que así sea. También me comprueba con su comentario que ya ha visto el programa antes, y se lo agradezco, es un honor.

P.R.: Antes de una entrevista, no sólo el entrevistador debe prepararse, también el entrevistado, y mi equipo me ha ayudado viendo al menos 50 de sus últimos programas. De todos ellos he visto segmentos breves y en tres de los programas vi las entrevistas completas.

A.P.: Ahora una pregunta más importante: a lo que ustedes llaman régimen especial, nosotros, en España, y creo que en todos, o al menos en la mayoría de países occidentales, se le ha llamado simplemente una dictadura. ¿Le parece correcto, le parece justo el nombre? ¿Qué les diría a sus críticos al respecto?

P.R.: Sí, es técnicamente correcto, pero no es justo si se queda con ese nombre a secas. Lo que agregaría es que no se trata de una dictadura tradicional, sino que se trata más rigurosamente de una dictadura con objetivos muy específicos y con un límite de tiempo máximo de cuatro años, una dictadura blanda y respetuosa. A diferencia de la mayoría de otras dictaduras en el pasado, tanto en América Latina como en el resto del mundo, este régimen no busca el poder por el poder ni pretendemos resolver todos los problemas, sino que buscamos que el país madure para poder aprovechar un nuevo régimen democrático.

En el régimen anterior que teníamos, tuvimos partidos políticos y una democracia occidental típica. Pero con un país inmaduro, en lugar de obtener ventajas, se produjeron muchas desventajas en esa democracia, empezando por una corrupción generalizada que llegó a extremos inimaginables en la primera década del siglo XXI. Esta triste situación ha sido común en varias democracias latinoamericanas, y también en algunos  casos en Europa, vea usted, por ejemplo, el caso de Italia o la misma Grecia, en los últimos años, gobiernos democráticos que engañan intencionalmente a la Unión Europea y con sus efectos casi la destruyen.

A.P.: ¿Entonces podemos decir que usted acepta que le llamen dictador?

P.R.: No me gusta, porque tiene una connotación completamente peyorativa, y más en Europa después de los regímenes fascistas y estalinistas, o en la misma España, con la dictadura de Franco, pero si buscamos un nombre completo, dictadura corresponde al nombre de pila, y el apellido sería ideal o respetuosa. Se trata entonces de una dictadura con objetivos verdaderamente nobles.

A.P.: Para nosotros en España, la dictadura es un sistema opuesto a la democracia, y los derechos humanos y aspectos relacionados no se respetan como deberían. Mientras que casi todos los dictadores y sus dictaduras dicen que tienen objetivos nobles, al final los habitantes del lugar sufren en muchos aspectos, no sólo en sus derechos políticos. No sé si me comprende.

P.R.: Desde luego, y usted tiene razón. El aceptar que una dictadura tenga, llamémosle así, objetivos nobles, porque el jefe de estado, técnicamente el dictador, lo diga, es simplemente ridículo. Pero, y aquí está lo fundamental, si la dictadura, o régimen especial, que prefiero como nombre a nuestro sistema, lo muestra en su apertura y su trato amable hacia los ciudadanos tanto nacionales como extranjeros, entonces ya tenemos una prueba de que no es una dictadura tradicional, o convencional, como las que hemos conocido en nuestros países anteriormente.

A.P.: Dígame, si a usted le preocupan los derechos humanos, ¿por qué no darle una oportunidad a la gente de elegir su gobierno?

P.R.: Mire, yo no le puedo preguntar oficialmente a la entrevistadora que es usted, porque soy yo quien tiene el compromiso de responder, pero por utilizar una figura retórica, le haré algunas preguntas que yo mismo contestaré por usted, si no le molesta. Esto será para ser hacer más clara mi explicación, como algunos políticos acostumbran decir en España si bien recuerdo: para hacer pedagogía.

A.P.: Me parece bien, pero siempre y cuando no ponga usted palabras en mi boca.

P.R.: No se preocupe por eso. Pues bien, si uno tiene un bebé, y el bebé está por hacerse daño, por ejemplo, va hacia el borde de un precipicio o está por caer desde la azotea de un edificio, ¿qué haría usted?

A.P.: Por supuesto que intentaría salvarle, no le dejaría caer. Pero, ¿usted quiere decir con este ejemplo que el pueblo de la RNE es un bebé?

P.R.: No, espere unos segundos, ésta es sólo la primera de las preguntas para crear un terreno común con estas analogías, y así entender mejor nuestro proceder con el régimen especial.

A.P.: Me temo que la mayoría de los dictadores piensan que sus pueblos son inmaduros y con ello justifican la dictadura, ¿cree usted que esto es cierto?

P.R.: Tienes usted razón, pero hay una diferencia, y déjeme explicarla con otra pregunta: si ahora un joven o un adulto se quiere arrojar o dejar caer desde la azotea de un edificio, o desde un precipicio, ¿qué haría usted?

A.P.: Desde luego que lo mismo, intentar evitar que se arroje.

P.R.: En efecto, pero hay una diferencia, con el bebé estamos seguros de que no podemos permitirle que salte porque creemos que no sabe de las consecuencias, pero con el adulto o el joven, creemos que a pesar de que sabe las consecuencias de la acción, debemos tratar de impedirlo, pero sólo por un tiempo limitado, pues implícitamente sabemos que si la persona quiere cometer un suicidio, y no cambia su intención durante días o semanas, entonces no podremos impedirlo, sería ridículo tratar de encerrarle y amarrarle por un tiempo indefinido, para impedir que cometa el suicidio. En realidad, sólo podemos impedir dicho suicidio durante un cierto tiempo, que comúnmente es bastante breve.

A.P.: Pero no me ha respondido la pregunta: ¿por qué no darle la oportunidad a su pueblo de elegir a sus gobernantes?

P.R.: Tenga un poco de paciencia, se la responderé concretamente pero con el contexto adecuado, de lo contrario estaremos desinformando, pues se confundirá este régimen especial con una dictadura convencional, como le había ya comentado, y eso, se lo voy a demostrar a través de la entrevista, no es cierto: la nuestra no es una dictadura convencional.

A.P.: Bien, adelante entonces con la explicación.

P.R.: Le decía entonces que una persona puede querer suicidarse, pero que sí se mantiene en esa postura por demasiado tiempo, en la filosofía occidental no se lo podremos impedir, aunque sí se lo trataremos de poner más difícil. En el caso de los ciudadanos de la RNE, se trata en algunos casos de bebés (hablando de la madurez socio-política de los votantes, claro está) que necesitan madurar, y les llevará tiempo, y en otros casos, se trata de jóvenes y adultos que muchas veces quieren suicidarse porque tienen una visión tergiversada del mundo que les rodea.

A.P.: Pero sigue sin responderme.

P.R.: Ahora sí lo haré: entonces en ambos casos lo que nosotros buscamos es lograr esa maduración y claridad mental, según sea el caso, para evitar problemas mayores.

En la analogía que expuse anteriormente, se evita la muerte, gracias a que mientras el bebé no crezca, es decir, mientras no madure, no se le deja en libertad absoluta, sino se le tiene vigilado y se le coarta en sus libertades cuando puede hacerse daño. En el caso de los jóvenes y los adultos, para evitar el suicidio, se le restringe su libertad temporalmente, en general durante un período muy breve, mientras dura la crisis personal o, digamos, mental. Aquí, en este caso, el proceso es más rápido, y se le devuelve la libertad, pero se requiere muchas veces una terapia para evitar que se repita la depresión extrema de la persona porque creemos que puede quitarse la vida sin quererlo verdaderamente.

A.P.: Entonces, por lo mismo que usted menciona, ¿por qué no darle la oportunidad a su pueblo de elegir a sus gobernantes?

P.R.: Porque los últimos diez años hemos visto como la democracia en el contexto o la realidad de la RNE le estaba llevando a una destrucción  o deterioro sustancial, y las consecuencias para la felicidad de los habitantes de nuestro país son gravísimas: la corrupción, la inseguridad, la desigualdad, la injusticia, y la ilusión de la gente están en condiciones contrarias al interés de las personas, tanto individual como socialmente, salvo por los pocos que se han aprovechado de la situación: individuos sin buenos principios morales, desde políticos y empresarios extremadamente corruptos hasta el mismo crimen organizado. Esto es una tragedia similar a un suicidio lento, en la analogía que utilicé anteriormente.

A.P.: Permítame que le haga una pregunta relacionada con lo que me acaba de explicar: ¿a usted de joven le habría gustado vivir bajo una dictadura?

P.R.: Definitivamente, no. Cuando yo tenía cinco años hubo otro golpe de estado en este país y se estableció la segunda dictadura militar en la RNE, pero sólo duró cinco años. Aún así no tengo buenos recuerdos del período, la gente no estaba contenta, y hubo muchos abusos por parte de los militares y sus aliados.

A.P.: Entonces, ¿por qué tener otra vez una dictadura, cuando usted mismo como habitante común no la querría?

P.R.: Buena pregunta, y la respuesta es sencilla. La dictadura, que insisto nosotros llamamos régimen especial, no es la mejor opción en general, sólo excepcionalmente, pero a diferencia de aquella dictadura en la que viví yo de pequeño, que fue muy convencional en tanto a abusos y corrupción, aquí estamos considerando los errores graves que son comunes en los regímenes similares al nuestro, donde las libertades políticas de los ciudadanos están limitadas, con la intención de evitarlos o minimizarlos a un nivel tolerable. Y estamos teniendo en cuenta todo tipo de análisis y recomendaciones. De hecho por ello hemos pedido ayuda a naciones profundamente democráticas, a organismos y medios de comunicación de una moral reconocida e instituciones internacionales para que nos ayuden a verificar un nivel de respeto a los derechos básicos no políticos, evitar y castigar abusos, y acortar el periodo de transición. Pero lo esencial es que además de un máximo de tiempo que nos hemos impuesto para lograr la madurez de la sociedad, nos estamos también comprometiendo a dejar el poder una vez que hayamos logrado los objetivos principales del régimen, que son precisamente las características de la madurez social.

A.P.: Respecto a lo último que menciona, los objetivos, le quiero preguntar algunos detalles después, pero ahora me surge la pregunta, que creo que es muy importante aquí, en España, Europa o el resto del mundo: ¿cuándo recuperarán los ciudadanos neo-españoles sus derechos políticos?

P.R.: A más tardar en cinco años. El régimen especial no podrá durar más allá de diciembre de 2016.

A.P.: Según sé, usted estudió al menos un año en España hace poco más de dos décadas y también tiene una relación especial con España porque sus abuelos paternos huyeron del franquismo apenas terminada la guerra civil.

P.R.: Eso es correcto, así es.

A.P.: ¿Sabe por lo tanto la impresión que los españoles tienen de las dictaduras? ¿Los abusos y asesinatos cometidos durante ese periodo?

P.R.: Estoy consciente de que el periodo del franquismo fue muy difícil, y en efecto parte de mi familia paterna salió huyendo del régimen, pero en la RNE también tuvimos un régimen militar de izquierda similar al de Fidel Castro, durante una década y mis abuelos maternos tampoco hablan bien de esa época aunque fue a principios de siglo, a la par de la revolución o guerra civil en México. Coincido con que el sistema democrático es preferible, pero dicho sistema tiene requisitos, de lo contrario, puede resultar contraproducente. Y esos efectos contraproducentes los hemos vivido aquí.

A.P.: ¿Quiere decir que una dictadura es mejor que la democracia?

P.R.: Sí, pero sólo bajo ciertas condiciones. Por ejemplo la democracia en Suiza o en Escandinavia funciona muy bien, mucho mejor que en el resto de Europa, Norteamérica o Japón. Pero el nivel educativo tanto formal, como familiar y social es muy elevado, la sociedad es extremadamente madura. Una dictadura puede funcionar bien en Singapur, China, Taiwán o Corea, inclusive Rusia por las características sociales e históricas de ciertos pueblos, mientras que algunas democracias pueden ser verdaderamente unos fracasos estrepitosos, tal es el caso de la RNE, pero también de varios países latinoamericanos, y uno de los más recientes es la Venezuela previa a Hugo Chávez, o México después del PRI, donde uno ya no sabe cuál sistema es mejor, la democracia a la Chávez o el sistema previo, o la democracia mexicana o la dictadura perfecta, frase con la que nombró explícitamente Vargas Llosa al sistema del PRI en las últimas décadas del siglo XX.

Casi toda Centroamérica y muchos países de Sudamérica han tenido democracias catastróficas, con unas elites creando plutocracias profundamente corruptas o la misma Grecia o Italia, que ya había mencionado.

A.P.: Pero también están los casos de Brasil, Chile o Perú y desde luego España o gran parte de la Europa del Este que fue parte de la esfera de influencia de la Unión Soviética. ¿No será que la democracia también necesita tiempo para madurar y mejorar? Me refiero al sistema democrático en países en transición.

P.R.: Estoy totalmente de acuerdo que el objetivo debe ser una sociedad democrática, pero el que un sistema socio-político sea una democracia a la occidental no es suficiente. Es decir, se necesitan otras características en la sociedad que dicho sistema sea ventajoso para la misma sociedad en su conjunto, y para los ciudadanos en lo individual. De lo contrario, en algunos casos como los que he mencionado, un sistema de régimen especial o dictadura blanda bien enfocada, puede ser mejor para la sociedad y los individuos, al menos mientras la sociedad madura.

A.P.: Debo admitir que no estoy convencida de lo que me dice, y me atrevo a pensar que mucha gente que nos ve a través de TVE en España o en otros países, inclusive en la RNE, puede estar igual que yo. Pero, al menos, con las siguientes preguntas que usted me responda podremos avanzar en la comprensión del régimen especial y lo que significa para los habitantes de este país.

P.R.: Lo que comenta es razonable, mis enunciados anteriores son claramente cuestionables, pero con más preguntas podremos ahondar en la descripción y características del régimen especial en que está la RNE, y cómo irá evolucionando éste con un objetivo a largo plazo muy simple: encontrarse como sociedad democrática madura basada en una sociedad bien educada y responsable.

A.P.: Un objetivo que se antoja muy ambicioso, ¿no le parece así?

P.R.: Totalmente, pero ese es el que debemos tener, el realismo debe prevalecer más en las estrategias que en los objetivos principales. Creo que en Europa ha prevalecido muchas veces esa visión de que intentar cosas muy difíciles no es buena idea, porque rara vez tiene uno éxito, sin embargo la gran empresa que ha sido la Unión Europea y el bienestar que ha traído a sus habitantes es producto precisamente de un gran sueño. Ya con esta perspectiva uno debe enfocarse a tener y utilizar todas las herramientas necesarias y disponibles de una manera razonable para alcanzar ese “sueño”, de lo contrario estaríamos enterrando tesoros humanos que dejarían de aprovecharse adecuadamente de acuerdo a su potencial.



A.P.: Tengo dos preguntas breves sobre derechos fundamentales, preguntas que sin duda para muchos en Europa y en Occidente son muy importantes.

P.R.: Adelante, trataré de responderlas.

A.P.: Gracias, retomando lo anterior, es lógico decir que en un régimen como el actual, en una dictadura con el adjetivo que queramos, los ciudadanos no tienen completa libertad, por lo que se pierden algunos derechos. Usted entenderá que a los periodistas el derecho a informar y analizar la realidad cotidiana del entorno es fundamental. ¿Cómo puede sentirse un periodista, un informador en la RNE?

P.R.: La respuesta es muy sencilla, en los primeros doce meses hay restricciones para los periodistas locales, aunque no para los internacionales bien acreditados. Y durante los primeros tres meses las restricciones fueron muy significativas, estuvimos controlando, así lo hemos reconocido desde el gobierno, la propaganda completamente, pero también dijimos que era por un periodo breve, así nos comprometimos con Europa, Canadá, Japón, Oceanía y EEUU.

A.P.: Pero, entonces, ¿reconoce su gobierno que no hay libertad de prensa?

P.R.: Sí y no.

A.P.: ¿Cómo es posible eso, sí y no? No lo entiendo, ¿cómo puede haber libertad de prensa, sin que la haya realmente? No me negara que lo que me dice es una contradicción evidente.

P.R.: La razón para lo que algunos llamarían a simple vista una contradicción y otros una aparente paradoja está en lo siguiente: los periodistas internacionales de medios de prestigio como TVE, AP, TV5, Reuters, BBC, ABC, NBC, Der Spiegel, Le Monde, The Guardian, El País, ABC, el New York Times, CNN, Skynews, etc., desde luego que pueden informar libremente, tanto fuera como dentro de la RNE. Pero los periodistas locales, los hay profesionales, muy buenos profesionales, y otros, sin embargo, son verdaderos mercenarios en el terreno informativo, lo que en Europa llamarían “similares al grupo Murdoch” con sus valores morales como en el caso de News of the World. 

Por tratarse de casa, en nuestro país, no quisimos que se interpretara como que le permitimos informar a algunos medios libremente, pero no a otros, y por ello se promulgó una ley muy concreta que da los mismos derechos a todos los periodistas nacionales, pero también les impone restricciones. Así que temporalmente, por ejemplo TVE o los medios internacionales que mencioné antes, reciben un trato preferencial por el prestigio que representan, solamente durante el periodo de regularización, que como mencioné antes durará un máximo de 12 meses.

A.P.: Eso que dice es verdad, pero también es cierto que hay periodistas locales en prisión y eso no corresponde con una dictadura, ¿cómo le llamó usted, al principio, un dictadura ideal? Eso en realidad es una grave violación para todos los que nos dedicamos a esta profesión.

P.R.: Que bueno que me hace esta pregunta, porque es esencial para aclarar nuestra posición.

En prisión hay diez periodistas solamente, pero ninguno de ellos está por faltas simples a la ley de la información, sino que todos ellos y ellas tuvieron que ver con alguna actitud que fue más allá de la información como llamar a la rebelión. Y esto se lo puedo demostrar muy fácilmente: todo periodista que está en la cárcel puede publicar libremente, es decir, las restricciones que tienen fuera, desaparecen en prisión, esto lo hicimos con la intención de dejar de manera clara y contundente que no queríamos a nadie en la cárcel por informar.

Usted o cualquier otra persona puede ir en éste o en cualquier otro momento a visitar a cualquiera de esos diez periodistas, que están en una cárcel especial, única para periodistas, y le puede hacer una entrevista y publicar la entrevista en cualquier medio sin ninguna restricción. También le puede pedir un artículo para un diario local y se publicará sin ningún problema.

A.P.: Pero en el primer mes después del cambio de régimen, se publicó en prestigiosos medios de comunicación como Le Monde o el New York Times que su gobierno había detenido a más de cien periodistas. ¿Eso lo admiten su gobierno y el ejército en este momento?

P.R.: Usted tiene razón, tuvimos un máximo total de 121 periodistas detenidos, y 111 ya están afuera trabajando, y usted les puede entrevistar libremente. De esos 111 periodistas, más de veinte decidieron salir del país, pero pueden regresar cuando gusten.

A.P.: Algún medio ha dicho que su gobierno les pagó o amenazó a los periodistas que dejó en libertad para así controlarlos y a la vez dar una imagen de libertad informativa. ¿Qué nos puede decir al respecto?

P.R.: No hemos dado ninguna instrucción al respecto. Varios de los 111 liberados que siguen siendo muy críticos con nuestro gobierno, pero aún así reconocen que el trato para con ellos siempre ha sido profundamente respetuoso, aún cuando fueron detenidos. Hubo un solo caso donde un periodista se quejó de lo que llamó tortura psicológica, y el hecho está siendo investigado. Todo parece indicar que tiene razón el informador, así que el caso está en los tribunales, y la tortura está tan prohibida como antes, y para ayudarnos tenemos a muchos observadores internacionales que admiten que la situación en las prisiones en la RNE al menos no han empeorado con el cambio de régimen y en algunos casos la mejora es patente en muchos aspectos. Esto es porque uno de los puntos débiles en el régimen anterior era el sistema penitenciario, el cual padecía una corrupción cuasi-total, y un compromiso de este régimen especial es mejorar el sistema para que de verdad cumpla su papel de regenerar y reintegrar ciudadanos en la sociedad.

A.P.: Le reconozco que he visto dichos reportes y eso es una clara ventaja del cambio, varios medios de gran prestigio lo reconocen, pero ¿qué me dice de las libertades políticas? ¿Cuándo podrán los neo-españoles tener sus derechos reintegrados?

P.R.: El proceso de la reinstauración de los derechos políticos de nuestros ciudadanos será el más lento de todos, porque creemos que se necesita madurar para devolver todas las libertades. Pero, sin embargo, los derechos de manifestación y protestas se están volviendo a aplicar. De hecho, aunque ahora aún hay restricciones de lugar, en la actualidad todas las principales ciudades tienen al menos una plaza donde se puede uno manifestar en contra de algo, incluido nuestro régimen especial. Y curiosamente muchas quejas tienen sentido, y otras son simplemente políticas, es decir subjetivas, porque no están de acuerdo con nosotros, con nuestra visión. Y de las primeras quejas, las objetivas, hemos logrado obtener información clave para disminuir la corrupción, que es otro aspecto fundamental de nuestra razón de estar en este régimen especial.

A.P.: Con el régimen especial que usted llama, y que considera que será sólo una transición, ¿usted se considera de izquierdas o de derechas?

P.R.: Ninguno de los dos, ni de izquierda ni de derecha.

A.P.: ¿Entonces de centro?

P.R.: Tampoco.

A.P.: ¿Cómo es eso posible, que no esté en ninguna parte del espectro ideológico?

P.R.: Porque creo que todas las ideologías tiene algo de razón, unas más que otras, a muchas les falta reconocer la realidad y otras los ideales, pero lo importante no es estar posicionado geográficamente en el mapa político-ideológico, sino en términos de análisis, crítica y propuestas.

A.P.: ¿A quiénes se siente más cercano, a los de izquierdas o a los de derechas?

P.R.: En algunas cosas a unos, y en otras a otros, pero la comparación estadística que nos pueda decir que soy más de izquierda que de derecha o más de derecha que de izquierda no dejaría ver los detalles que son los que finalmente son importantes.

A.P.: Me han pedido por Twitter la semana pasada, cuando la gente supo que veníamos a entrevistarle, que le haga la siguiente pregunta: ¿La suya, pretende ser una “dictadura perfecta” como la del famoso PRI en México?

P.R.: Nuestro régimen especial, en ese contexto que usted menciona, pretende ser una dictadura sincera, honesta y humana. La dictadura del PRI en México no era ninguna de las tres, aunque no era muy rígida, siempre tenía mecanismos de escape de la presión, y nunca reconoció ser una dictadura, se llamó a sí misma en alguna ocasión, creo, democracia con adjetivos.

A.P.: Aquí, desde la capital de la RNE, tendremos un receso, y para ustedes en España, terminamos la primera mitad de la entrevista. Así que regresamos a Madrid, gracias por su atención y los esperamos mañana en la segunda mitad de esta entrevista con el Presidente de la RNE.